En uno de los mails que la inmobiliaria enviaba decía literalmente “Sin que sirva de precedente”. Justo eso pretendemos sacando estas letras, que la historia de La casa Karakol, aun por minúscula sirva de pequeño referente, de nuestras “microvictorias”. Cuando en un conflicto en el que la otra parte es mucho más poderosa, dice: “Sin que esto sirva de precedente”, es que estamos ante una concesión importante, hemos arrancado un cacho de ladrillo donde antes había un muro abriéndose una grieta por la que vislumbrar nuevos horizontes.
El muro empezó agrietarse, hace mucho, hace más de 20 años, cuando Zambra Málaga decidió conscientemente hacer vida en Palma-Palmilla. Un distrito marginado, el 7º más “chungo” de to el estao español según las estadísticas oficiales, por el ayuntamiento y que sirve bien a una idea urbanística de ciudad escaparate donde los barrios periféricos son un vertedero de aquello que la reluciente costa y el centro histórico expulsa a través de la turistificación.