En su definición general, la Renta Básica (RB) es el derecho que tiene cada ciudadano a recibir unos ingresos periódicos, que aseguren la cobertura de sus necesidades materiales independientemente de cual sea su situación dentro de la esfera productiva. Se justifica por el mero hecho de nacer el que cada una de las personas tenga reconocido el derecho ciudadano a la RB. Antes de pasar por el mercado de trabajo en busca de empleo asalariado, el ciudadano habría de disponer de una renta de existencia que le permita decidir sobre su vida, por que caminos y conque medios ha de buscar unos ingresos por su actividad, el salario correspondiente a la venta de la fuerza de trabajo. Esta es la cuestión de fondo. Que las personas que deseen ejercitar el derecho al trabajo asalariado puedan practicarlo, pero, para ello, se ha de eliminar todo elemento que introduzca exigencia, obligatoriedad, es decir, que suponga una imposición. Y la condición para conseguir esta situación de poder decidir como persona consiste en el reconocimiento del derecho ciudadano a la renta básica, hecho por el cual se reduce tal dependencia, tal obligación, tal imposición de la patronal. Además se impide que la cobertura de dos contingencias tan seguras, como son el quedarse sin trabajo (subsidio de paro) y el llegar a viejo (pensiones), no dependan del paso por el mercado asalariado, no dependan del poder del empresario. Hay que conseguir una situación en la que el ciudadano alcance y disponga de una nueva dimensión de la responsabilidad individual, entendida desde la libertad y no desde la cruda necesidad, condicionada por los intereses de la dictadura de la burguesía.
La RBis es una herramienta más dentro de un largo camino de luchas contra el capital protagonizadas desde abajo, una propuesta transformadora porque rompe con la lógica capitalista y lleva la impronta libertaria por cuanto busca eliminar la desigualdad como base para una sociedad de iguales, porque distribuye la riqueza fuera de las lógicas del empleo y la explotación, porque establece un recorrido basado en la acción directa de quienes sufrimos al sistema y reclamamos el derecho a una vida digna y porque se organiza desde la horizontalidad y la búsqueda de soluciones colectivas a problemas individuales como método para construir alternativas.
La Renta Básica de las Iguales (RBis), autonomía para las de abajo
Fondo de la Renta Básica. El fondo se nutre de las aportaciones individuales de todas las personas que conviven en el mismo barrio o pueblo. La cantidad que cada persona aporta al fondo es de un 20% de lo que le corresponde, el 80% lo percibe la persona inicialmente con tendencia a llegar a cero. El Fondo de la Renta Básica se autogestiona desde el barrio, vecindario o pueblo a través de las asambleas de vecinos y vecinas para cubrir las necesidades colectivas, hablamos de aplicar la democracia directa en la toma de decisiones que afectan a la comunidad. El modelo propone que en fases sucesivas el porcentaje colectivo se incremente hasta llegar al 100%, momento en que la riqueza producida en el territorio sería de propiedad comunal y autogestionada por la asamblea.
La RBis nace de abajo para las de abajo como una herramienta más de lucha social. La Renta Básica de las Iguales, es sobre todo, una herramienta que puede posibilitar la autonomía de las gentes de abajo, autonomía para experimentar nuevas formas individuales y colectivas de vivir sin la necesidad de ser explotadas por un régimen que tiende a la plena precariedad laboral y existencial, además rompe con la exclusión social y el ejército de reserva, redundando en necesaria mejora y poder de negociación de la gente frente en las relaciones laborales. Esta autonomía nos permitiría decidir si es necesario (ético, sostenible...) o no ir a trabajar en la construcción de pantanos, de automóviles, de aeropuertos, de armamento, etc, es por ello que hablamos de incondicional con respecto al Estado y sus ‘políticas de inclusión’. Sobre lo que es conveniente aportar, lo discutiremos y debatiremos, desde la pedagogía, desde la libertad y no desde la imposición del estado y del capital, es decir, analizando desde la base de la sociedad, con la gente, cuáles son las necesidades y los recursos disponibles.
¿Por qué la Renta Básica de las Iguales?
La crisis ha acentuado la explotación, todas las medidas, leyes y reformas están encaminadas a traspasar rentas del trabajo al capital, a través del beneficio empresarial, la privatización de lo público y del sistema financiero, devoradores incansables de recursos con la complicidad del Estado.
El empleo se plantea como un problema irresoluble desde la óptica capitalista, el propio sistema parece incapaz de absorber más mano de obra, mientras urge un debate serio sobre el mito del crecimiento y la importancia de reducir drásticamente la producción industrial, particularmente la más contaminante, innecesaria o perjudicial para el sostenimiento de la vida, hablamos de millones de puestos de trabajo inútiles y de la imposibilidad manifiesta de alcanzar el pleno empleo.
Por otro lado el trabajo es una realidad diversa, en absoluto unívoca: frente a la concepción de la primacía del trabajo remunerado (o empleo), encontramos muchas otras realidades considerables como trabajo, sobre las que destaca lo que algunas autoras agrupan bajo el nombre de “trabajos de cuidados”, mayoritariamente realizados por mujeres. Este trabajo, como el resto de trabajos considerados ‘no productivos’ por el sistema, no reciben una contrapartida en forma de salario, a pesar de que sin ellos no se reproduciría la mano de obra que requieren y sostienen al capitalismo y al Estado, o como diría Kropotkin, el trabajo individual es la consecuencia de los trabajos anteriores y presentes de toda la sociedad.
Para Bakunin, vender la fuerza de trabajo no es una transacción libre. Las personas debemos lograr la autonomía del capital. Las que viven de su capacidad de ofrecer fuerza de trabajo tienen que dejar de depender de aquéllas que viven de la fuerza de trabajo de las demás. Mientras una minoría sea a quien se le otorgue la capacidad de crear empleo y, de este modo, controlar la renta que llega a la gente, no habrá posibilidad de lograr la mejora de vida de la inmensa mayoría de personas. En el capitalismo seguir pidiendo trabajo (asalariado) o empleo es continuar dependiendo de la minoría de privilegiados que viven a costa de la explotación de las demás. Si queremos avanzar en la justicia social y la libertad de las personas debemos pensar en mecanismos de distribución de la riqueza que no dependan del mercado de trabajo, que no dependan de ningún mercado. Exigimos un derecho (la RBis) que debe financiarse a través de impuestos sobre el beneficio del capital y el lucro y así terminar con la acumulación capitalista.