Fascismo

El Sistema es el fascismo

Cuando aprendemos que la competición es lo “natural” y que por esa competición es normal que unas personas queden fuera y otras dentro. Esa premisa, que se acaba convirtiendo en regla, pasa a ser norma, y de norma pasa a ser ley, y finalmente se establece como sistema, tan sencilla, tan capitalista, tan cotidiana, tan patriarcal, tan injusto, tan colonial, etc.  es de la que se sirve el fascismo. El fascismo después le dará el contenido concreto discerniendo a quienes se debe excluir, maltratar, aislar, esclavizar y finalmente si se viera oportuno exterminar. No es una violencia gratuita y sádica, sino que es puramente instrumental. ¿Para qué? Para re-ordenar el mundo o para mantener y reforzar el orden ya establecido.

Algunxs jovenes que hoy enarbolan la bandera del estado español, ayer mataban por Apple, Nike y Gucci. Una imagen del fascismo es la de los restaurante de lujos donde cenaba la alta sociedad alemana mientras se gaseaban a homosexuales, gitanxs, judixs, comunistas, anarquistas, etc. pero si quieren la imagen a color, visualicen a millonarios jugando al golf mientras que gente desesperada intenta escalar la valla de Melilla o vean un hotel de todo incluido en Israel mientras se masacran a palestinxs.

Claro que hay diferencias entre el fascismo digamos “sociológico” y la forma política que después adopte. Pero para llegar a que miles y miles de personas legitimen una dictadura autarquica o/y leyes que son lesivas contra sus libertades, necesitas de que se naturalice la opresión/sumisión como un binomio también natural e incluso necesario. Y esa vivencia de la obediencia y del poder en términos de sometimientos lo tenemos a diario en cada área de nuestra vida. En el empleo con “coordinadores” déspotas y con condiciones laborales que nos embrutecen. En la casa, en una jerarquía masculina que normaliza un reparto injusto en los trabajos de cuidados o en el adultocentrismo que hace que los peques tengan poco espacios para la creatividad. En los colegios, institutos, universidades, etc. más preocupadas por las notas, por sacar futuros desempleados hiperespecialidados y hiperformados que por los procesos, las personas y su posibilidad de cambiar sus realidades concretas, subjetivas y también materiales.

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